Nuestros huéspedes nos han acompañado por el Nordeste de Segovia, desde Cedillo de la torre. Hemos empezado conociendo el Sabinar de Hornuez, un paraje mágico con sabinas majestuosas entre verdes prados.

Luego fuimos a dar una vuelta por Maderuelo, una bella población, balcón del embalse de Linares. Necesita esta población una visita más detallada.

A continuación nos adentramos en la estepa cerealista: de los bosques de encinas y sabinas, a los dilatados horizontes de las estepas de cereales, suavemente onduladas. Pero parecía que los abundantes corzos no sabían que estaban en un paisaje deforestado. Pastaban en los campos, y huían al vernos.

La sorpresa nos esperaba al acercarnos a un vallejo: los buitres se desplomaban del cielo, con las patas por delante, y nos descubrieron una carroñada: al menos cien buitres estaban devorando una carroña

En pocos minutos se desarrolló una lucha por la carne, donde cada buitre lucha por conseguir unas migajas de carne.

Una vez devorada toda la carroña, los más hambrientos se comen los últimos restos.

Finalmente, se queda con los últimos restos el más hambriento.

La mayor parte de los buitres ya se han marchado. Quedan aquellos demasiado pesados para alzar el vuelo. La mayor parte son jóvenes, que no tienen que alimentar a sus pollos.

De camino hacía el comedero para buitres de Campo de San Pedro, una bandada de 7 ortegas ha levantado el vuelo a nuestro paso. Ilustra una foto antigua, hecha en el mismo sitio.

Luego, ya en el comedero de Campo, hemos podido observar un buitre negro, más grande que los leonados.

En resumen, un día espléndido, aunque frío.

Ah, me olvidaba. Nos quedó por ver avutardas. Este es un macho que se vio ayer.